Un entrenamiento de alta intensidad realizado con regularidad durante unos tres minutos logra mejorar la habilidad del organismo para procesar el azúcar, según demuestra un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Edimburgo Heriot-Watt, en Escocia, y publicado en BMC Endocrine Disorders, que avala que una corta pero intensa sesión de ejercicio realizada cada dos días puede ser la mejor forma de atajar el riesgo de desarrollar diabetes.