Un análisis genético de datos de tres estudios realizado por investigadores del Hospital Universitario de Copenhague en Herlev (Dinamarca) sugiere que los niveles genéticos elevados de lipoproteína(a) están asociados con un mayor riesgo de ataque cardiaco. Los resultados del trabajo se publican en la revista ‘Journal of the American Medical Association‘ (JAMA).
El infarto de miocardio sigue siendo una causa importante de enfermedad y mortalidad a pesar del tratamiento de estatinas para reducir el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (c-LDL) o colesterol malo.
Los niveles de lipoproteína(a) pueden variar hasta en mil veces entre los individuos y están en parte determinados por variaciones en el gen LPA que codifica las mitades de lipoproteína(a) de la alipoproteínas(a). La variación más influyente de LPA es la variación de tamaño KIV-2. El número de repeticiones de KIV-2 se asocia inversamente con los niveles de lipoproteína(a).
Los investigadores, dirigidos por Pia R. Kamstrup, examinaron si los niveles elevados genéticos de lipoproteína(a) se asociaban con un mayor riesgo de infarto de miocardio. Para ello utilizaron tres estudios realizados en individuos blancos en Copenhague: el CCHS, con una población general a la que se siguió durante 16 años y en el que participaron 8.637 personas; el CGPS, en el que participaron 29.388 personas de la población general también; y el CIHDS, un estudio con pacientes y controles, en el que se incluyeron 2.461 personas.
En todos los participantes, se registraron los niveles de lipoproteína(a) en plasma, el genotipo de variación de tamaño de KIV-2 y los infartos registrados entre 1976 y 2007.
Los investigadores descubrieron un aumento en el riesgo de infarto de miocardio con los mayores niveles de lipoproteína(a) así como con los menores números de repeticiones de KIV-2 asociados con mayores niveles de lipoproteína(a). El aumento en el riesgo de infarto asociado con los niveles genéticamente elevados de lipoproteína(a) se observó en los tres grandes estudios.
Según los investigadores, el genotipo KIV-2 explicaba el 21 por ciento y el 27 por ciento de la variación de la concentración de lipoproteína(a) total en los estudios CCHS y CGPS respectivamente.
Los análisis demostraron que los niveles genéticos elevados de lipoproteína(a) se asociaban con un mayor riesgo de infarto, como los aumentos en la lipoproteína(a) en plasma.
Según los autores, estos descubrimientos son consistentes con una asociación causal de los mayores niveles de lipoproteína(a) con el mayor riesgo de infarto de miocardio.
Sin embargo, los investigadores estiman que se necesitan realizar más ensayos clínicos que demuestren el menor riesgo de infarto en respuesta a una terapia para reducir la lipoproteína(a).
Fuente: Azprensa